Una vez,
en un taller de literatura, el profesor nos advirtió sobre un error muy común
entre los escritores inexpertos. “¡Esto
es una aberración, nunca lo hagáis!”. Entonces recordé un libro de Julio
Cortázar en el que el belga de nacimiento, francés por nacionalidad y argentino
por herencia familiar, hacía la aberración prohibida con alegría y desparpajo.
“Bueno, pero si Cortázar lo hace,
por algo será”,
fue la respuesta del profesor a mi observación.
Los ojos
como sartenes se me quedaron al ver que lo que valía para el
belga-franco-argentino nos estaba vedado al resto del mundo. “Si lo hace, por algo será, si lo hace por
algo será…”. Y si lo hago yo, también, ¿no? O es que lo que en mí es un
fallo garrafal, en otro es un acierto literario.
¿Y por qué
os cuento esto? Porque, una vez más, un artículo en el periódico me dice que
el vestido Delphos de Mariano Fortuny es el summum
de la elegancia. ¿Soy la única que opina que esa tela arrugada sin patrón
alguno sienta como el c…? Ni con las medidas de una top model podría adquirir
ni la más mínima gracia sobre el cuerpo de una mujer. Ya le sentaba regular al auriga griego en el que, al parecer, está inspirado…
¡Qué
acierto el de Fortuny! No quiero ni saber dónde hubieran llegado las carcajadas
si se me hubiera ocurrido a alguien como yo.
Me pongo
verde con la posición de los raseros, y me acuerdo de las decenas de leyes de igualdad que tenemos y que, cuando miro a mi alrededor, no sé muy bien para qué sirven.
¡Ah, sí! Para justificar las vidas y los chalés de algunos y algunas.
Debe ser que el pueblo llano no tenemos ni gusto ni saberes, ¡qué le vamos a hacer!
tejadosdechocolate@gmail.com
¡Completamente de acuerdo contigo!
ResponderEliminarSomos muchos los que tenemos distintos gustos y saberes a los que se nos "sugieren" por el mercado, publicidad, etc.